martes, 27 de diciembre de 2016

REFLEXION DE HOY

REFLEXIONES DIARIAS compiladas en un manuscrito de Sabiduría propia
(La de HOY es la última):

<Me gustaría "vivir del cuento", pero me faltan padrinos para publicarlo>.


EL PAYASO TRISTE; Junto al mar...(Parte 1)...

El Payaso Triste, vaga errático y apesadumbrado por las angostas callejas del barrio gótico barcelonés. Se para en un viejo café, releyendo una vez más aquel hermoso poema de Shelley que empieza así:
< La flor que hoy sonríe, mañana estará muerta; todo lo que deseamos que perdure, nos tienta, y luego huye súbitamente...>. El solitario transeúnte, y gran amante del bello arte, como la poesía de aquellos rebeldes y melancólicos Románticos, es foco de intensas miradas, dado su peculiar aspecto. Sin embargo, evita las cínicas críticas de las mentes más estrechas (incapaces de aceptar que alguien vista como desee) y se centra en las cándidas sonrisas de unos niños japoneses. Entonces, acorde con su espontánea personalidad, les sorprende con un sencillo truco de magia, haciendo desaparecer la narizota colorada. ¡Y reapareciendo segundos después, en las manitas de la niña nipona!
El payaso triste,recibe el sincero y amable agradecimiento de los padres, termina su té, y reanuda el largo e incierto paseo. El instinto le conduce a orillas del mar, en un rincón del puerto. Contempla la luna, disfruta del silencio y esgrime una irónica mueca de resignación al sentirse un artista fracasado; al no conectar con la sociedad, salvo cuando, eventualmente, comparte su enorme dicha con los críos más receptivos a sus juglarescas excentricidades. En ese instante de absoluta serenidad y profunda reflexión, anhelaría oír esos Nocturnos de Chopin que tanto le gustan, como definitivo colofón a su presente existencia terrenal. Se antojan inevitables las lágrimas que brotan de sus cansados ojos, recordando a los seres queridos que partieron anteriormente, o a los niños y niñas del planeta que continúan muriendo por culpa de adultos envenenados de odio, rencor, vanidad...En definitiva, miedo e ignorancia.
El payaso triste pretende apearse de este caótico mundo, sin reproches, sin cargar con emociones negativas; sin reclamar que alguien mantenga su recuerdo; sin querer funeral ni lápida alguna. En todo caso, que "su nombre sea escrito en agua", como el poeta Keats...Y, así, en el agua dejará que su efímero envoltorio físico le libere del sufrimiento. Pero, ¡ah! se marchará con el bello aroma de las últimas sonrisas de unos niños. Y, consciente de que la búsqueda y divulgación de Sabiduría, apenas interesó a nadie, regresa al estado espiritual con la natural inocencia del crío que fue; de aquel risueño y pequeño hombrecillo que sentía curiosidad y pasión por la vida. La sociedad no valoró su arte, y muy pocos comprendieron que un artista nace y vive para ello, que tal es su principal e inevitable propósito. Pero, el payaso triste, no les reprocha nada, y se siente feliz de haber sido recompensado con el apoyo y generosidad de quienes más le apreciaron, pese a no sintonizar con su rico, creativo y sensible mundo interior; consecuente con su propia filosofía de vida.
El payaso triste realiza una improvisada danza cuya procedencia parece remontarse a alguna tribu ancestral, pero ignora cuál puede ser y, ni tan siquiera le importa. No se desprende de su peluca multicolor, ni de los zapatones; ni mucho menos de la inseparable nariz roja. Sabe que es el momento de abandonar, pues ya no haya recursos ni esperanzas para lograr su objetivo vital, y jamás vendió su alma a nada ni a nadie. Afortunado de haber sido útil, e incluso inspirador, para algunas personas, sabe que es tiempo de partir.
Ahora, el payaso triste piensa en un vals de Strauss mientras alza los brazos sin cesar de efectuar torpes y divertidos movimientos de baile. Ya se evaporaron las lágrimas que, en un ser tan maravilloso, podrían convertirse en diamantes...









SOY BOOKY, UN LIBRO DE PAPEL:

< ¡Hola! Soy Booky, un libro de papel.
Aunque a los de mi especie nos quieran extinguir, sustituirnos por "robots"
electrónicos y digitales sin alma, ¡sobreviviremos! Porque, quienes realmente
valoran lo que representamos y aportamos, nos aman; y jamás ponen esa 
estúpida excusa de "no tengo tiempo para leer".
  ¡Cómo disfruto cuando alguien nos busca en cualquiera
de nuestros hogares! públicos o privados; o, simplemente, se deja seducir por nuestro
aspecto, la profundidad del contenido de nuestro ser interior, el placer de olernos cuando 
todavía estamos huérfanos. Qué enorme satisfacción  experimentamos al acariciarnos la tripa,
 explorando entre nuestras páginas. Luego viajamos con quienes nos eligen, ya sea para cuidarnos
en un hogar más cómodo e íntimo,adoptándonos para toda la vida, o invitándonos
constantemente a viajar de mano en mano. También nos gusta vagabundear, como cuando 
nos prestan, regalan o abandonan en un banco. Somos sociables, anhelamos llegar al 
máximo números de lectores, en todos los idiomas. 
   Somos igual de dichosos permaneciendo en un mismo
entorno que desplazándonos sin parar. Hay a  quienes les hacemos muy felices, e incluso, 
sintiéndose seducidos por un texto o frase nuestra, ¡ les ha cambiado la vida!
       No existe nadie más dentro de la comunidad artística e intelectual que tenga más capacidad de
variedad, de llegar hasta el rincón más lejano del planeta, porque al ser tan tolerantes, 
nos adaptamos a cualquier tipo de filosofía, creencia e ideología; a cualquier clase de gustos. 
Conservamos tradiciones y, a la vez, somos creadores de lo más novedoso y original.
      No resultamos caros, si de verdad nos aman. Incluso salimos gratis en muchas ocasiones.
      Se puede confiar plenamente en nosotros pues nunca engañamos. Buscas cualquier parte 
de nuestro cuerpo (obviamente, algunos somos más gruesos o delgados que otros, más pequeños
 o más grandes) y cada palabra sigue estando allí. Aún cuando mostramos partes deterioradas como,
por ejemplo, arrugas, seguimos siendo útiles.
     ¿Cómo puede haber personas tan crueles que nos  evitan, desprecian o destruyen?
No hacemos daño a nadie y si alguien se ofende al leernos, es su ego quien lo hace. Deberían pues
conocernos más y así, quizás, no acusaran tal estrechez mental. Sé que ocupamos lugar cuando
vamos en grupo pero, ¿acaso no compensa por todo lo que ofrecemos?>