“CORAZÓN AVENTURERO”
Canto al alma bohemia
En busca de la Verdad
De corazón curioso
Ausente de maldad
Aventura es lo que busco
Por ignotos lugares vagar
Y allí adonde llego
algo debo aportar
Viajando en solitario
Desnudo ante la adversidad
Por el filo de la navaja
con valor tenacidad
Lo lejano y exótico me atrae
Como una isla perdida en el mar
aunque es entre valles y montañas
donde mayores tesoros hallar
Con mi mochila a la espalda
Prefiero pueblo a ciudad
descubriendo antiguas culturas
sin la globalizada modernidad
Jugar con el niño de la selva
o sentarme a dibujar
cual juglar toco mi armónica
a forasteros y nativos alegrar
Improvisando sobre la marcha
Gozar de la máxima libertad
junto a las gentes sencillas
fluyendo con espontaneidad
El buen libro que acabo
en algún sitio voy a dejar
aprendiendo que nada es permanente
y del apego poderme liberar
Fundido con un hermoso paisaje
Adiós al ego y la vanidad
Conociendo distintas creencias
pero ajeno todo dogma y deidad
No ansío lujosas posesiones
ni a la fama aspirar
En el camino al otro lado
tan solo amor me voy a llevar
Según dicen los astros
tal pasión no es casualidad
pues está escrito en mi karma
que viajar es felicidad
El destino no es lo importante
pero mejor un entorno rural
y aprovechar nuestra odisea
para el progreso espiritual
Canto al alma bohemia
que embellece la realidad
A ese corazón aventurero
A su audacia y bondad
(poema de Jordi Guasch, registrado en el RPI. También convertido en canción).
Cada persona escoge un tipo de viaje acorde con su propia naturaleza, ya sea como turista o como viajero. Todas las opciones son igualmente respetables, aunque yo, según mi ética personal, desprecio la del "turismo sexual" porque implica explotación de personas, especialmente menores. Obviamente, desplazarse por un trabajo o visita concreta, no entraría dentro del concepto Viaje.
¿CÓMO VIAJO YO?
MIS CRITERIOS:
1-AVENTURA.
1-AVENTURA:
a)- Desplazarse con mochila.
b)- Elección de países que den para la aventura: grandes espacios, predominantemente rurales, diversas etnias o culturas, misterios y creencias ancestrales; exotismo, desde el propio punto de vista.
c)- Capacidad de improvisación.
d)- Diseñar una ruta propia pero susceptible de cambios sobre la marcha.
e)- Curiosidad e interés por las culturas autóctonas; por la filosofía, creencias, manifestaciones artísticas, etc...
f)- Plena libertad de acción. La mejor opción de aventura es viajar solo.
g)- Interrelación natural, espontánea y de la manera más empática posible con lugareños, turistas y viajeros.
h)- Atracción hacia lo desconocido, no limitarse a los tópicos. Moverse sin miedo, con audacia y determinación; pero, en lo posible, sin ser temerario. Se trata de poseer el suficiente valor para no temer adentrarse en lugares o situaciones desconocidas, por mucho riesgo que puedan, a priori implicar. Pero, cuando ciertas "señales" advierten de lo absurdo de determinada acción temeraria, lo más astuto e inteligente es no buscar el peligro por el peligro. No obstante, no tengo ningún miedo de penetrar en los rincones más desconocidos e inexplorados del universo y, obviamente, es algo que me atrae, me motiva. El riesgo o peligro es evidente que se halle presente en semejante aventura, pero sé que forma parte de mi elección y no me asusta nada.
2-APORTAR ALGO DE UNO MISMO (sin esperar recompensas):
a)- Objetos que puedan resultar útiles, divertidos, atractivos y positivos: pequeñas armónicas, narizotas de payaso, lápices, etc...
b)- Conversación: aportar los propios conocimientos y experiencias personales; obviamente, desde la sinceridad.
c)- Empatía y simpatía naturales. Obviamente, sin reprimir aquellos instantes donde adoptamos talantes menos agradables, pese a procurar evitarlos.
LA DESCRIPCIÓN DEL VIAJE EN SÍ partiendo del Diario de Ruta:
- Descripción de situaciones, entornos, objetos e individuos que consideramos más destacables y de que recordamos en caso de no anotarlo en el mismo momento. Sin quejas, pero, aún respetando la cultura autóctona, no obviar la verdad de lo que acontece, o nuestra personal visión de lo que consideramos veraz. Por ejemplo, ante un abuso, es natural que surja una opinión, pues resultaría extraño permanecer indiferentes; lo cual tampoco ayudaría a enriquecer el relato de nuestras vivencias. Añadir, igualmente sin miedo, los propios pensamientos, sentimientos, opiniones o recuerdos asociados respecto a aquello que experimentamos. El viaje más puro y auténtico, también es un viaje interior. Para limitarse a describir lo que vemos, es mejor ver un documental o leerlo en una revista de viajes.
Por cierto, el concepto "Deportes de aventura", creado por los medios publicitarios, se antoja antagónico. No pueden mezclarse conceptos como "deporte" y "aventura". El Deporte, se realice a nivel individual o colectivo, implica unas reglas, sean competitivas o no; está sujeto a unos determinados límites, patrones, acordes con las normas del deporte concreto. La Aventura implica improvisar, no ponerse límites, cambiar las rutas según el propio antojo, descubrir algo nuevo y desconocido, sin normas ni etiquetas. Son dos cosas incompatibles. La Aventura conforta riesgo. Hay deportes con más riesgo que otros, pero nunca pueden considerarse aventuras.
< No viajo para ir a algún sitio en especial sino sólo por viajar. El gran acontecimiento es moverse>, escribió R.Louis Stevenson. Esta máxima conecta con mi tendencia a no permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar cuando viajo. < Viaja más rápido aquel que viaja solo>, dijo Rudyard Kipling. Bueno, no se trata de hacer una carrera para alcanzar un determinado objetivo, pues esto quizás entraría en el terreno del Deporte. Pero tal vez el célebre escritor del "Libro de la Selva" tuviera en mente el hecho de que cuando uno viaja en solitario, no únicamente percibe más sensaciones y gana la absoluta libertad de acción, sino que acostumbran a sucederle acontecimientos más inusuales. Oscar Wilde no era precisamente un aventurero, pero cuando leemos su elocuente adagio "nunca viajo sin mi diario. Uno debe tener siempre algo sensacional para leer en el tren", también podríamos interpretarlo desde la perspectiva de las ventajas de desplazarse sin compañía. En cualquier caso, aunque difícilmente nos imaginaríamos al bardo dandy cargando una mochila a sus espaldas, como manifestó el escritor italiano Marino Lemière: < El pájaro, hasta cuando anda, se nota que tiene alas>...
Pues yo, desde niño, ya anhelaba volar. Me identificaba con un ser libre, sin sentirme atado a las convenciones e imposiciones de la sociedad. Acorde con Séneca, "no he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo"... Recuerdo que soñaba con ir al Himalaya para encontrar al Yeti, e incluso viajar a otros planetas. Ese deseo de vivir aventuras siempre estuvo muy arraigado en mi alma , así como mi curiosidad por aquello que me atraía, habitualmente fuera de lo corriente. < La curiosidad es la característica de un ser finito con exigencias infinitas>, declaró Voltaire. < El cabalgar, el viajar y el mudar de lugar, recrean el ánimo> (Séneca).
< No pido otra cosa: el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies> (Livingstone). Aforismo que debería figurar entre los fundamentos básicos de cualquier viajero/a. Por eso, experimento una inmensa dicha viajando solo, con la total libertad de quedarme en un sitio concreto, de irme cuando me apetezca o de alterar una ruta que había ideado en mi cabeza; de interrelacionarme con la gente, sin depender de alguien que limite mi libre albedrío. Según Platón, la libertad significa: ser dueño de tu vida, no depender de nadie nunca, subordinar la vida sólo a la propia voluntad y no hacer caso de la riqueza.
Si yo viajara acompañado, sé que sería demasiado protector. No consentiría dejar a alguien abandonado ante algún percance y, frente a cualquier amenaza, me posicionaría instintivamente delante de él/ella, ellas/ellos. Soy tolerante al máximo, sin quejarme ni criticar las opiniones ajenas, pero mi capacidad de improvisación podría disgustar a mi/mis compañeros de aventuras (porque nunca podría viajar como turista, no está en mi naturaleza). Y me fastidia que alguien se pase el tiempo quejándose o con mal humor. Además, nunca me sometería a una decisión que coartara mis movimientos, mi motivación por llegar a tal o cual lugar. Sin embargo, hay una actitud natural y espontánea en mí, de erigirme en una suerte de líder. No un "lider" que impone y ordena, sino alguien que gusta de ir delante, de abrir caminos y, de darse la ocasión, avisar de tal o cual posible peligro. Mi voluntad es sólida, pero viajando con otra persona o en grupo, adquiriría el tono dialogante preciso, además de que mi propia personalidad es positiva; doy ánimos de continuar siempre hacia adelante, sin amedrentarme por hipotéticos riesgos. No obstante, claro, tampoco lanzándome temerariamente a situaciones claramente perjudiciales para la supervivencia. Si, por ejemplo, me advierten con toda seguridad de que la carretera está cortada por un alud de nieve, pues lo sensato es sopesar otras alternativas de proseguir la marcha. No obstante, tengo alma de pionero y el valle que hay más allá, es el más verde...< Iré a cualquier parte, siempre que sea hacia adelante> (Livingstone). Y con talante optimista, pese a a las adversidades y el impulso de expresar aquello que no me complace: < Viajar esperanzadamente es mejor que retornar.> (Stevenson).
Se antoja irrelevante si viajamos con poco o mucho dinero. El espíritu aventurero es, ante todo, una actitud, y no se halla sujeta a lo material. Si bien el equipaje adecuado de todo viajero es la mochila y su corazón le insta a diseñar su propio itinerario o improvisar sobre la marcha sin temor a perderse, no importa si un día, debido al propio ánimo o a las circunstancias, duerme en una estación de bus, pernocta en una pensión de mala muerte, como invitado en la casa de algún lugareño o en un cómodo hotel. A veces, uno acaba en un contexto donde no hay más remedio que alojarse en un hotel que cumpla ciertas condiciones, sobre todo para la higiene personal. El aventurero no se pone límites de ningún tipo y cuanto más billetes lleve, pues mejor para él, ¡y para comprar regalos a sus familiares y amigos! Del mismo modo, pese a no ser turista, tampoco va a rechazar la ocasión de visitar un célebre templo o cualquier monumento, una plaza urbana de las recomendadas en las guías y agencias, pasear por calles atestadas de tiendas con souvenirs, o apuntarse a alguna excursión grupal desde cualquier agencia local.
Llevar una cámara de video, en mi opinión, resta espontaneidad al instante y condiciona. Se pierde el espíritu aventurero, pues se pretende un propósito que implica ciertas pautas; pautas que pueden impedir el libre movimiento, el dejarse llevar por las circunstancias, el fluir...Tomar una foto es algo rápido, y hasta facilita un merecido descanso. Pero el video condiciona mucho más. Y puede generar cierta ansiedad. Por ejemplo, cuando ocurre un acontecimiento inesperado digno de ser filmado, ¡y no lo has hecho! Quizás sea la mejor experiencia, la que sobrepasa aquellas que sí ha inmortalizado la cámara de video o el móvil. En definitiva, lo esencia es fluir, y si surge la ocasión de guardar el recuerdo gráfico de algo o alguien, pues así será, pero no como norma estricta.
En 1998, el escritor Jesús Torbado afirmo: < Cuando no viajamos, casi siempre estamos pensando en el futuro. Durante el viaje sólo existe el presente. Por eso se hacen mucho más largos los días>.
Los días pueden hacerse largos, y las vidas nos parezcan cortas pero tal vez algunas personas hallamos tenido varias; y, por lo tanto, conocido muchos lugares...Y si , además, hemos sido grandes viajeros...Eso mismo se deduce, por ejemplo en mi caso, de la carta astral que me hice en Katmandu. Según el astrólogo, uno de los rasgos más identificables de mi naturaleza, el rol de viajero y aventurero, es consecuencia de muchas vidas. Y, en su opinión, he tenido muchísimas...Cierto o no, tanto esta singularidad de mi "Yo actual" como otras, y no heredadas genéticamente de mi familia, han formado parte de mí desde la infancia.
Para mí, viajar, enfrentarme a lo desconocido, ha sido siempre una tendencia natural. Sin embargo, y tal como lo refleja la carta astral, el espíritu aventurero produjo una previsible propensión al desarraigo, a la búsqueda del "valle más verde más allá de la la montaña"...y cuanto más lejano y exótico sea mejor. Acorde con la astrología, en la presente encarnación se antoja conveniente permanecer más próximo al entorno familiar.Y, por fortuna ¡y karma!, tengo una familia estupenda; diferente a mí, pero generosa, tolerante y comprensiva.
Cuando escribo mis experiencias durante las aventuras errantes, entiendo perfectamente el "factor viaje interior". Y todo viaje lo es. Debido a ello, aunque uno esté inmerso en el presente, como refería Torbado, no hay que reprimir el flujo de emociones, sentimientos e ideas que fluyen en nuestra mente asociadas a la visión o vivencia del momento. Es pues enriquecedor, por ejemplo, expresar un recuerdo de la infancia vinculado a determinado paisaje o situación. Al fin y al cabo, la misma relación entre esa súbita memoria del pasado y el propio "Aquí/Ahora", construyen el presente de ese momento preciso.
Respecto a posibles destinos que me motiven si las circunstancias lo propician ( salud, dinero...), prefiero no planteármelos todavía. Aunque, desde 2014, padezco dolores en el brazo izquierdo y actualmente prefiero cerrar algunos asuntos antes de emprender un hipotético nuevo viaje, el destino lo determinarán, como siempre, las "señales" que pueda percibir. No obstante, sí hay lugares que, a priori, podrían estimularme: Papúa/Nueva Guinea, el Amazonas, Sur de India, suroeste de los EE.UU., Bután (si bien, lo de pagar tanto dinero y las limitaciones impuestas por este gobierno, me tiran para atrás...)...
Si surgiera la propuesta de volver a enseñar en escuelas de niños pobres y desfavorecidos como hice, durante un breve espacio de tiempo y de forma improvisada, en Nepal, estando yo en las adecuadas condiciones físicas y anímicas, lo haría. Me iría hasta el rincón más hostil y remoto del planeta sin dudarlo ni un segundo.
Cada uno de los libros de viajes que he plasmado en libros, han significado etapas diferentes de mi vida. Siento como si en cada uno de ellos, fuera despertando el sentido de espiritualidad que atesoro en mi interior, quizás fruto de mi currículum kármico. Una especie de proceso donde afloran conocimientos que, relacionados con las adecuadas experiencias, indican un camino; más concretamente, a modo de recordatorio de mi esencia; como el despertar a una espiritualidad que ya desarrollé en otras vidas anteriores, aunque en muchas de ellas el concepto de Viaje estuviera vinculado con Aventura, Arte itinerante, Exploración y Conquista, dependiendo de cada encarnación en particular. Obviamente, también pudieron haber vidas donde el viaje se relacionara con la guerra, el comercio, la ciencia, la necesidad económica o búsqueda de fortuna, etcétera. Respecto al Arte itinerante, parte de la escasa información que tengo hasta hoy, refiere a que, en varias existencias, desarrollé el rol de artista que se desplazaba de un lugar a otro. Dependiendo de cada vida en particular, ejercería como músico, cómico, actor, poeta, narrador, etcétera. Seguramente, en una misma vida, desarrollaría sólo uno de esos talentos o varios a la vez. Roles como el de bardo, escaldo, juglar, actor o músico/cantante ambulante, por ejemplo, se ajustarían al patrón de artista errante que fui en ese tipo de encarnaciones. El hecho de vagar sin rumbo fijo por tierras alejadas del entorno donde uno nació ofreciendo los dones o talentos artísticos (de cualquier índole), entra dentro del concepto Aventura. Sobre todo, si ello no estuviera condicionado por la necesidad de sobrevivir, de llevarse el pan a la boca, sino que derivase de una tendencia natural a liberarse de las ataduras convencionales del propio entorno y querer conocer mundo. Si la reencarnación existe, este tipo de rol sería el origen de que combine mi anhelo de aventura con la capacidad artística.
En Nepal, por ejemplo, cuando viajaba con la narizota colorada de payaso, haciendo un truco de magia, dando saltitos al ritmo de mi armónica y dibujando a la gente para regalarles sus retratos e incluso haciendo de cómico mientras impartía unas improvisadas clases a niños de las escuelas más pobres, tuve la sensación de haber recuperado una faceta heredada de otras vidas. Y, de ser cierto, espero que poseyera mayores talentos en tales artes, lo cual no sería muy difícil... También escribo poemas y relatos, aparte de las experiencias en mi diario de ruta, que, como los dibujos, no me llevo a casa. Y, pese a mi limitado inglés, igualmente ejerzo de narrador con las personas que voy conociendo, ya sean lugareños o extranjeros como yo. Les cuento las historias de mi vida, mi filosofía, anécdotas acontecidas durante otros viajes, etc...
No soy mago, ni payaso, ni músico, ni cantante, ni he estudiado para maestro. Y, como actor, no paso de ser un actorcillo que participa de algunos cortos o películas. Sin embargo, todo eso me sale del corazón. Y, ya que considero que si tenemos dones o talentos (que pueden ser artísticos o de cualquier otra clase), es para ofrecerlos. Viajar, supone un medio estupendo para expresar esas habilidades, porque otros pueden disfrutar de ellas. En Kagbeni, por ejemplo, había un viajero que realizaba figuras con globos para regalárselos a los críos de allí. Yo, mientras, hacía mi sencillo truquito de magia e interpretaba melodías con mi armónica. Lo importante era el resultado, porque los pequeños kagbenienses lo pasaban bien. Las sonrisas de los lugareños, especialmente niños, resultan suficientemente gratificantes para que el entorno sea mucho más hermoso; y para que la misma aventura adquiera un sentido más trascendental, más bello, que el mero hecho de moverse libremente de un lugar a otro según el propio instinto, sin seguir un plan diseñado por otras personas o una agencia de viajes.
Este "despertar" se traduciría como la señal de reencuentro con el concepto de Viaje en clave de búsqueda de Sabiduría, de Espiritualidad, que ya debía ejercer en varias existencias terrenales; pero, al mismo tiempo, aportar dones y talentos artísticos. Es decir, ya que en el cómputo de vidas pasadas predomina, entre otras cosas, ese rol de viajero/aventurero, ahora toca recuperar la faceta del ser que asume su espiritualidad y de manera natural aporta algún don o talento en sus viaje; y no la del conquistador, explorador o simplemente del personaje que gusta de llevar una vida errante, libre, descubriendo nuevas culturas y escenarios. Y, además, al igual que ya debía hacer en otras vidas, retorno al lugar de origen para narrar mis aventuras. Mientras que en otras encarnaciones, no volvía jamás.
Esté escrito en los astros o no, a mí me produce un enorme placer expresar tales vivencias en unas hojas de papel; no sólo porque es algo natural en mí, sino porque considero que se trata de experiencias bastante inusuales, e incluso sorprendentes. Tampoco debe extrañar, dada mi singular personalidad y filosofía de vida, junto a la obviedad de moverme en solitario, a mi aire, lo cual favorece que sucedan anécdotas curiosas. En cualquier caso, siempre estoy abierto a aprender algo y ni mucho menos me creo un sabio o un individuo que ha alcanzado, por así decirlo, la "iluminación", sea verdad o no que acumulo tantas vidas...Aunque el tema de la reencarnación siempre me ha interesado y dispongo de determinada "información" susceptible de que podamos aceptar esta teoría como un fenómeno real.
En definitiva, soy una persona que disfruta viajando y comunicando. Según el tipo de viaje que conecta con mi propia naturaleza. Esto no impide, por ejemplo, que, por algún motivo específico e indudablemente apetecible, algún día decida ir de visita a algún determinado lugar. No me cierro a, en una situación concreta, sustituir mi mochila por una maleta con ruedas; por ejemplo, desplazarme para realizar un trabajo, promocionar un libro o dar una conferencia. Pero para mí eso no entraría en mi noción de Viaje. Si viajo, es a la aventura. Y si llegara a dejar de hacerlo, por problemas de salud o porque perdiera el interés por cualquier destino de este mundo, supongo que, permitiéndome incluir el currículum viajero de tantísimas reencarnaciones, ya me daría por satisfecho. En el hipotético caso de volver a reencarnar, me fascina la idea de descubrir, explorar, otros planetas...Quizás, con tantas vidas, ya haya recorrido el globo terráqueo un montón de veces y mi motivación se focalice en aventurarme a través del espacio, viajando entre las estrellas...
LOS OBSTÁCULOS DE QUIEN VIAJA A LA AVENTURA:
Mis libros de viajes publicados hasta ahora:
Pues yo, desde niño, ya anhelaba volar. Me identificaba con un ser libre, sin sentirme atado a las convenciones e imposiciones de la sociedad. Acorde con Séneca, "no he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo"... Recuerdo que soñaba con ir al Himalaya para encontrar al Yeti, e incluso viajar a otros planetas. Ese deseo de vivir aventuras siempre estuvo muy arraigado en mi alma , así como mi curiosidad por aquello que me atraía, habitualmente fuera de lo corriente. < La curiosidad es la característica de un ser finito con exigencias infinitas>, declaró Voltaire. < El cabalgar, el viajar y el mudar de lugar, recrean el ánimo> (Séneca).
< No pido otra cosa: el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies> (Livingstone). Aforismo que debería figurar entre los fundamentos básicos de cualquier viajero/a. Por eso, experimento una inmensa dicha viajando solo, con la total libertad de quedarme en un sitio concreto, de irme cuando me apetezca o de alterar una ruta que había ideado en mi cabeza; de interrelacionarme con la gente, sin depender de alguien que limite mi libre albedrío. Según Platón, la libertad significa: ser dueño de tu vida, no depender de nadie nunca, subordinar la vida sólo a la propia voluntad y no hacer caso de la riqueza.
Si yo viajara acompañado, sé que sería demasiado protector. No consentiría dejar a alguien abandonado ante algún percance y, frente a cualquier amenaza, me posicionaría instintivamente delante de él/ella, ellas/ellos. Soy tolerante al máximo, sin quejarme ni criticar las opiniones ajenas, pero mi capacidad de improvisación podría disgustar a mi/mis compañeros de aventuras (porque nunca podría viajar como turista, no está en mi naturaleza). Y me fastidia que alguien se pase el tiempo quejándose o con mal humor. Además, nunca me sometería a una decisión que coartara mis movimientos, mi motivación por llegar a tal o cual lugar. Sin embargo, hay una actitud natural y espontánea en mí, de erigirme en una suerte de líder. No un "lider" que impone y ordena, sino alguien que gusta de ir delante, de abrir caminos y, de darse la ocasión, avisar de tal o cual posible peligro. Mi voluntad es sólida, pero viajando con otra persona o en grupo, adquiriría el tono dialogante preciso, además de que mi propia personalidad es positiva; doy ánimos de continuar siempre hacia adelante, sin amedrentarme por hipotéticos riesgos. No obstante, claro, tampoco lanzándome temerariamente a situaciones claramente perjudiciales para la supervivencia. Si, por ejemplo, me advierten con toda seguridad de que la carretera está cortada por un alud de nieve, pues lo sensato es sopesar otras alternativas de proseguir la marcha. No obstante, tengo alma de pionero y el valle que hay más allá, es el más verde...< Iré a cualquier parte, siempre que sea hacia adelante> (Livingstone). Y con talante optimista, pese a a las adversidades y el impulso de expresar aquello que no me complace: < Viajar esperanzadamente es mejor que retornar.> (Stevenson).
Se antoja irrelevante si viajamos con poco o mucho dinero. El espíritu aventurero es, ante todo, una actitud, y no se halla sujeta a lo material. Si bien el equipaje adecuado de todo viajero es la mochila y su corazón le insta a diseñar su propio itinerario o improvisar sobre la marcha sin temor a perderse, no importa si un día, debido al propio ánimo o a las circunstancias, duerme en una estación de bus, pernocta en una pensión de mala muerte, como invitado en la casa de algún lugareño o en un cómodo hotel. A veces, uno acaba en un contexto donde no hay más remedio que alojarse en un hotel que cumpla ciertas condiciones, sobre todo para la higiene personal. El aventurero no se pone límites de ningún tipo y cuanto más billetes lleve, pues mejor para él, ¡y para comprar regalos a sus familiares y amigos! Del mismo modo, pese a no ser turista, tampoco va a rechazar la ocasión de visitar un célebre templo o cualquier monumento, una plaza urbana de las recomendadas en las guías y agencias, pasear por calles atestadas de tiendas con souvenirs, o apuntarse a alguna excursión grupal desde cualquier agencia local.
Llevar una cámara de video, en mi opinión, resta espontaneidad al instante y condiciona. Se pierde el espíritu aventurero, pues se pretende un propósito que implica ciertas pautas; pautas que pueden impedir el libre movimiento, el dejarse llevar por las circunstancias, el fluir...Tomar una foto es algo rápido, y hasta facilita un merecido descanso. Pero el video condiciona mucho más. Y puede generar cierta ansiedad. Por ejemplo, cuando ocurre un acontecimiento inesperado digno de ser filmado, ¡y no lo has hecho! Quizás sea la mejor experiencia, la que sobrepasa aquellas que sí ha inmortalizado la cámara de video o el móvil. En definitiva, lo esencia es fluir, y si surge la ocasión de guardar el recuerdo gráfico de algo o alguien, pues así será, pero no como norma estricta.
En 1998, el escritor Jesús Torbado afirmo: < Cuando no viajamos, casi siempre estamos pensando en el futuro. Durante el viaje sólo existe el presente. Por eso se hacen mucho más largos los días>.
Los días pueden hacerse largos, y las vidas nos parezcan cortas pero tal vez algunas personas hallamos tenido varias; y, por lo tanto, conocido muchos lugares...Y si , además, hemos sido grandes viajeros...Eso mismo se deduce, por ejemplo en mi caso, de la carta astral que me hice en Katmandu. Según el astrólogo, uno de los rasgos más identificables de mi naturaleza, el rol de viajero y aventurero, es consecuencia de muchas vidas. Y, en su opinión, he tenido muchísimas...Cierto o no, tanto esta singularidad de mi "Yo actual" como otras, y no heredadas genéticamente de mi familia, han formado parte de mí desde la infancia.
Para mí, viajar, enfrentarme a lo desconocido, ha sido siempre una tendencia natural. Sin embargo, y tal como lo refleja la carta astral, el espíritu aventurero produjo una previsible propensión al desarraigo, a la búsqueda del "valle más verde más allá de la la montaña"...y cuanto más lejano y exótico sea mejor. Acorde con la astrología, en la presente encarnación se antoja conveniente permanecer más próximo al entorno familiar.Y, por fortuna ¡y karma!, tengo una familia estupenda; diferente a mí, pero generosa, tolerante y comprensiva.
Respecto a posibles destinos que me motiven si las circunstancias lo propician ( salud, dinero...), prefiero no planteármelos todavía. Aunque, desde 2014, padezco dolores en el brazo izquierdo y actualmente prefiero cerrar algunos asuntos antes de emprender un hipotético nuevo viaje, el destino lo determinarán, como siempre, las "señales" que pueda percibir. No obstante, sí hay lugares que, a priori, podrían estimularme: Papúa/Nueva Guinea, el Amazonas, Sur de India, suroeste de los EE.UU., Bután (si bien, lo de pagar tanto dinero y las limitaciones impuestas por este gobierno, me tiran para atrás...)...
Si surgiera la propuesta de volver a enseñar en escuelas de niños pobres y desfavorecidos como hice, durante un breve espacio de tiempo y de forma improvisada, en Nepal, estando yo en las adecuadas condiciones físicas y anímicas, lo haría. Me iría hasta el rincón más hostil y remoto del planeta sin dudarlo ni un segundo.
Cada uno de los libros de viajes que he plasmado en libros, han significado etapas diferentes de mi vida. Siento como si en cada uno de ellos, fuera despertando el sentido de espiritualidad que atesoro en mi interior, quizás fruto de mi currículum kármico. Una especie de proceso donde afloran conocimientos que, relacionados con las adecuadas experiencias, indican un camino; más concretamente, a modo de recordatorio de mi esencia; como el despertar a una espiritualidad que ya desarrollé en otras vidas anteriores, aunque en muchas de ellas el concepto de Viaje estuviera vinculado con Aventura, Arte itinerante, Exploración y Conquista, dependiendo de cada encarnación en particular. Obviamente, también pudieron haber vidas donde el viaje se relacionara con la guerra, el comercio, la ciencia, la necesidad económica o búsqueda de fortuna, etcétera. Respecto al Arte itinerante, parte de la escasa información que tengo hasta hoy, refiere a que, en varias existencias, desarrollé el rol de artista que se desplazaba de un lugar a otro. Dependiendo de cada vida en particular, ejercería como músico, cómico, actor, poeta, narrador, etcétera. Seguramente, en una misma vida, desarrollaría sólo uno de esos talentos o varios a la vez. Roles como el de bardo, escaldo, juglar, actor o músico/cantante ambulante, por ejemplo, se ajustarían al patrón de artista errante que fui en ese tipo de encarnaciones. El hecho de vagar sin rumbo fijo por tierras alejadas del entorno donde uno nació ofreciendo los dones o talentos artísticos (de cualquier índole), entra dentro del concepto Aventura. Sobre todo, si ello no estuviera condicionado por la necesidad de sobrevivir, de llevarse el pan a la boca, sino que derivase de una tendencia natural a liberarse de las ataduras convencionales del propio entorno y querer conocer mundo. Si la reencarnación existe, este tipo de rol sería el origen de que combine mi anhelo de aventura con la capacidad artística.
En Nepal, por ejemplo, cuando viajaba con la narizota colorada de payaso, haciendo un truco de magia, dando saltitos al ritmo de mi armónica y dibujando a la gente para regalarles sus retratos e incluso haciendo de cómico mientras impartía unas improvisadas clases a niños de las escuelas más pobres, tuve la sensación de haber recuperado una faceta heredada de otras vidas. Y, de ser cierto, espero que poseyera mayores talentos en tales artes, lo cual no sería muy difícil... También escribo poemas y relatos, aparte de las experiencias en mi diario de ruta, que, como los dibujos, no me llevo a casa. Y, pese a mi limitado inglés, igualmente ejerzo de narrador con las personas que voy conociendo, ya sean lugareños o extranjeros como yo. Les cuento las historias de mi vida, mi filosofía, anécdotas acontecidas durante otros viajes, etc...
No soy mago, ni payaso, ni músico, ni cantante, ni he estudiado para maestro. Y, como actor, no paso de ser un actorcillo que participa de algunos cortos o películas. Sin embargo, todo eso me sale del corazón. Y, ya que considero que si tenemos dones o talentos (que pueden ser artísticos o de cualquier otra clase), es para ofrecerlos. Viajar, supone un medio estupendo para expresar esas habilidades, porque otros pueden disfrutar de ellas. En Kagbeni, por ejemplo, había un viajero que realizaba figuras con globos para regalárselos a los críos de allí. Yo, mientras, hacía mi sencillo truquito de magia e interpretaba melodías con mi armónica. Lo importante era el resultado, porque los pequeños kagbenienses lo pasaban bien. Las sonrisas de los lugareños, especialmente niños, resultan suficientemente gratificantes para que el entorno sea mucho más hermoso; y para que la misma aventura adquiera un sentido más trascendental, más bello, que el mero hecho de moverse libremente de un lugar a otro según el propio instinto, sin seguir un plan diseñado por otras personas o una agencia de viajes.
Este "despertar" se traduciría como la señal de reencuentro con el concepto de Viaje en clave de búsqueda de Sabiduría, de Espiritualidad, que ya debía ejercer en varias existencias terrenales; pero, al mismo tiempo, aportar dones y talentos artísticos. Es decir, ya que en el cómputo de vidas pasadas predomina, entre otras cosas, ese rol de viajero/aventurero, ahora toca recuperar la faceta del ser que asume su espiritualidad y de manera natural aporta algún don o talento en sus viaje; y no la del conquistador, explorador o simplemente del personaje que gusta de llevar una vida errante, libre, descubriendo nuevas culturas y escenarios. Y, además, al igual que ya debía hacer en otras vidas, retorno al lugar de origen para narrar mis aventuras. Mientras que en otras encarnaciones, no volvía jamás.
Esté escrito en los astros o no, a mí me produce un enorme placer expresar tales vivencias en unas hojas de papel; no sólo porque es algo natural en mí, sino porque considero que se trata de experiencias bastante inusuales, e incluso sorprendentes. Tampoco debe extrañar, dada mi singular personalidad y filosofía de vida, junto a la obviedad de moverme en solitario, a mi aire, lo cual favorece que sucedan anécdotas curiosas. En cualquier caso, siempre estoy abierto a aprender algo y ni mucho menos me creo un sabio o un individuo que ha alcanzado, por así decirlo, la "iluminación", sea verdad o no que acumulo tantas vidas...Aunque el tema de la reencarnación siempre me ha interesado y dispongo de determinada "información" susceptible de que podamos aceptar esta teoría como un fenómeno real.
En definitiva, soy una persona que disfruta viajando y comunicando. Según el tipo de viaje que conecta con mi propia naturaleza. Esto no impide, por ejemplo, que, por algún motivo específico e indudablemente apetecible, algún día decida ir de visita a algún determinado lugar. No me cierro a, en una situación concreta, sustituir mi mochila por una maleta con ruedas; por ejemplo, desplazarme para realizar un trabajo, promocionar un libro o dar una conferencia. Pero para mí eso no entraría en mi noción de Viaje. Si viajo, es a la aventura. Y si llegara a dejar de hacerlo, por problemas de salud o porque perdiera el interés por cualquier destino de este mundo, supongo que, permitiéndome incluir el currículum viajero de tantísimas reencarnaciones, ya me daría por satisfecho. En el hipotético caso de volver a reencarnar, me fascina la idea de descubrir, explorar, otros planetas...Quizás, con tantas vidas, ya haya recorrido el globo terráqueo un montón de veces y mi motivación se focalice en aventurarme a través del espacio, viajando entre las estrellas...
LOS OBSTÁCULOS DE QUIEN VIAJA A LA AVENTURA:
Según mi diccionario particular, inventado, denomino “Avensol”
al aventurero/a solitario; es decir, el/la viajero/a que parte con el espíritu
aventurero más puro, pues vaga solo/a. También, en cierto modo, podríamos
llamarle “Viasol”
(Viajero/a Solitario/a).
Los
obstáculos más corrientes a los que pueden enfrentarse los viajeros más
aventureros, podríamos dividirlos en dos
conceptos: Factores externos y factores internos. Obviamente, algunos de
estos inconvenientes también pueden afectar al turista y a los/as viajeros/as
que van acompañados desde su lugar de origen. Quien viaja, y sobre todo a
determinados lugares, ya asume los factores de riesgo, asco e incomodidad con que puede toparse.
Factores
Externos:
1-Las
infraestructuras del país al que se viaja: Todo Avensol elige un territorio
predominantemente rural, enriquecido de misteriosas y ancestrales culturas, con
grandes y variados espacios para recorrer cargando la mochila. Por ejemplo,
viajar en un tren de la India atestado de gente y suciedad, susceptible de
sufrir alguna avería, choque, descarrilamiento o cualquier otro contratiempo.
O, algo todavía más arriesgado: los autobuses que circulan por el Himalaya…
2-Los bichos: Dado que el/la Avensol acostumbra a elegir
países mayoritariamente rurales y subdesarrollados, los bichos campan a sus
anchas. Es pues habitual, dormir rodeado de cucarachas mientras alguna araña o
reptil trepa por la pared. Si algún bichito se nos cuela por la boca, nos
muerde o pica, obviamente, el asunto empeora…
3-La suciedad: En
la India, por ejemplo, no es nada raro
hallar un lavabo salpicado de orines y mierda…Además, cuando se trata de
agujeros y uno/a debe acuclillarse, mejor tener la puntería de Robin Hood…
4-Enfermedades: El riesgo de aventurarse por zonas rurales y
más allá de los círculos turísticos, aumenta el riesgo de enfermedades. A
quienes consideran que todos los animales son seres encantadores, les invitaría
a pasar unos días en la selva por cortesía de doña mosquita Anofeles…Podrán
llevarse de recuerdo una malaria, por ejemplo.
5-Accidentes: Cuando
el/la Avensol deambula a su aire, puede cometer la temeridad de arriesgarse a
sufrir un accidente e incluso morir (como cuando se viaja en los autobuses del
Himalaya…). En cualquier caso, las prisas y distracciones no son nada
recomendables. Por ejemplo, en Nepal, cierto matrimonio se apresuró para llegar
a tiempo de coger un avión, y el hombre cayó por un precipicio perdiendo la
vida…
6-Necesidades
fisiológicas: Las ganas de hacer popó o pipí pueden sorprenderlos en
cualquier lugar…más aún si hay ciertos problemas de próstata e incontinencia
urinaria. Varias horas en un bus, por ejemplo…A veces, el aspecto repugnante de
los lavabos, en caso de encontrarlos en su momento, genera un rechazo a
utilizarlos y uno/a prefiere cagarse o
mearse encima…El control mental puede ayudar, pero no es recomendable
aguantarse demasiado tiempo.
7-Pícaros y
maleantes: En los países tercermundistas, sobre todo en áreas vinculadas al
turismo, abundan los pícaros y pesados. En la India, por poner un ejemplo, es
muy frecuente que te acosen pidiendo dinero, vendiéndote algo o pegándote un
rollo en la onda del mercantilismo religioso (como hacer una ofrenda a algún
dios). Viajar solo/a supone ser un blanco fácil. Es comprensible que abunden los guías,
independientes o de agencia, porque tienen derecho a ganarse la vida, pero su
insistencia puede alcanzar niveles inaguantables que instan a que tanto
turistas como viajeros se vuelvan irritables y hasta violentos. Con algunos
tenderos o vendedores ambulantes ocurre lo mismo. Un buen recurso para librarse
de ellos es ignorarlos mientras se
escucha música por los auriculares…Toparse con un/a turista o viajero/a pesado resulta,
igualmente, una situación embarazosa. También hay viajeros/as ladrones, por eso
es imprescindible no apartar la vista de nuestra mochila; ni de los bolsillos
del pantalón. Podremos ser víctimas de
todo tipo de maleantes: ladrones, violadores (las mujeres tienen mucho más
riesgo), manipuladores que ejercen el asqueroso “turismo sexual” y lo disfrazan
de otra cosa, etc…Si uno/a pasa de drogas y prostitución, es positivo activar
nuestra “antena cerebral” para detectar a camellos y proxenetas que, al menos
en un principio, enmascaran sus intenciones. Alerta, además, con lo de ligar,
pues tal vez acabes siendo violada/o tras ingerir una bebida que te han dado, o
pagando por un servicio que no has solicitado…O te despiertes sin un riñón.
8-Precios caros para
extranjeros: Esto también afecta a
los turistas, claro. Hay lugares donde a los extranjeros se les exige pagar un
precio superior que el de los lugareños. Algunas veces puede mostrarse de forma
explícita, como en el zoo de Patan (Nepal). Otras, el/la turista o Avensol/Viasol es pescado por un
guía para facilitarle el acceso a algún sitio pagándole un dinero, como en la
cola para ver el Taj Mahal, en Agra (India).
9-Permisos y
burocracia en general: Moverse a la aventura puede acarrear no haber prevenido ciertas normas
burocráticas; a mi parecer, generalmente absurdas y dirigidas a un interés
meramente económico. Algunos individuos o grupos que obran extraoficialmente
abusan de ello, y más con un/a Viasol. Hay zonas en Nepal, como por ejemplo el
Alto Mustang, donde se requiere el pago de una cantidad económica inasequible
para la mayoría de mochileros/as. El criterio es preservar esa área de la
masificación y, lo admito, se antoja comprensible, aunque no me gusta que
alguien decida limitar el tránsito por cualquier rincón del planeta. No estoy
de acuerdo en que se establezcan fronteras territoriales únicamente accesibles
para quienes pueden permitirse pagar bastante dinero. Es lógico que para
recorrer ciertos territorios, se necesiten guías y equipo, pero lo de los
permisos caros no me convence. La naturaleza es, y debe ser, un espacio libre
para cualquiera. Por otro lado, comprendo que, a fin de preservar determinados
enclaves, se lleve un control de visitas, como en el Machu-Pichu, por ejemplo.
Lo mismo en la Isla de Pascua, añadiendo que también considero justa la ley que
impida construir hoteles, comercios o complejos turísticos.
10- La Globalización
capitalista y su aséptico efecto:
Hay que apoyar cualquier iniciativa para mejorar las condiciones de vida
de los habitantes de esos países subdesarrollados. Pero, del mismo modo que en
Barcelona se priorizan los comercios de moda y franquicias en detrimento de la
“esencia” cultural y estética, con el cierre, por ejemplo, de viejas librerías
y jugueterías, algo similar sucede en otras ciudades, pueblos y países. No
resulta atractivo para el /la Avensol , por ejemplo, salir de la Plaza Durbar
de Katmandu, caminar un poco un encontrarse con una típica franquicia de
hamburguesas americanas. O que, en vez de tiendas donde vendan productos
tradicionales y artesanales, encontremos lo mismo que hay en cualquier comercio
de los países más desarrollados. Obviamente, los indios, nepaleses, africanos,
peruanos, etc, etc…deben gozar de las mismas comodidades, de la mayor variedad
de productos, pero existe una creciente amenaza capitalista, mercantilista, que
parece querer destruir el “mágico encanto” de ciertos lugares. Estoy de acuerdo
en que en Cuzco, por ejemplo, haya un pub irlandés, pero ya que he viajado
hasta allí, prefiero un local donde me sirvan comida autóctona y escuche música
folklórica de esa región…Nadie negará que lo más coherente cuando se está en
Perú es oír una melodía con flautas andinas y no el violín que nos anime a
bailar una giga como si nos halláramos en un pub de Dublín… Pero, claro, si a
uno le apetece, es muy libre. Aunque, con unas pintas de más, en vez de ver a
un Apu, se nos aparecerá un Leprechaun…
Otra cosa distinta es el intercambio cultural. Por ejemplo,
cuando un turista o viajero escocés se
trajo su gaita a la Isla de Pascua en pleno festival anual de música, danzas,
artesanía, competiciones, etcétera…Yo, personalmente, prefería el sonido de los ukeleles…y las tradicionales
faldas de las nativas.
Factores Internos:
1-Dudas: Hay
etapas o instantes del viaje, donde uno/a duda entre varias opciones. Por
ejemplo, tomar un camino u otro, o quedar con alguien que acabamos de conocer y
podría ser un “lobo disfrazado”…Lo más acertado es dejarse llevar por la
intuición, sin tener miedo y valorando toda experiencia. Pero, siempre,
actuando con inteligencia; sin excesiva u obsesiva prudencia ni torpe e impulsiva
temeridad. El valor es positivo, porque así enriquecemos nuestras experiencias,
pero comportarse como un temerario irracional e inconsciente, puede ocasionar
funestos desenlaces.
2- Desmotivación: Viajar solo/a puede provocar que, en
determinados momentos, sintamos las ganas de regresar a casa. Los motivos son
diversos: aburrimiento, algún asunto inconcluso en el lugar de origen,
cansancio físico y mental, etc…No obstante, el propio espíritu aventurero sabe
encontrar motivaciones, e incluso
desviarse de un rumbo previsto supone un aliciente. Sin embargo, llega un
momento en que sabremos cuándo se debe dar por concluida la aventura viajera.
Es entonces el momento de tomar la decisión de regresar al país de origen,
aunque debamos cambiar el billete para adelantar la vuelta; o, por el
contrario, resolvamos alargar nuestra estancia. En ambos casos, implica
realizar cierto trámite con los billetes.
3-Soledad: Sucede lo mismo que con la desmotivación.
Hay instantes, y más después de pasar un
tiempo considerable sin relacionarse con nadie, en que el/la Avensol desea compartir sus ideas, emociones,
sentimientos, experiencias; y no únicamente con su inseparable diario de viaje.
Esto podría ocasionar algún síntoma de ansiedad, o de melancolía. Es necesario
armarse de fuerza interior para superarlo. Además, para el/la viajero/a, la
posibilidad de conocer gente nueva resulta muy excitante.
4-Falta de dinero:
Para el/la Avensol el dinero no influye
en su criterio de viajar. Él/ella siempre se acompaña de su mochila y no
importa si lleva mucho dinero o poco. Su actitud será siempre aventurera.
Gustará pues de improvisar sobre la marcha, dejarse llevar por el instinto, la
intuición, variar de trayecto, etcétera. Una noche podrá alojarse en un hotel
caro (más aún si no hay más opciones en la zona o uno/a ya está demasiado
cansado/a para buscar) y otra en una guest house de lo más cutre…con la
compañía de cucarachas, si no hay más remedio; o incluso pasar la noche en un
saco de dormir, o viajando en bus, o en tren. Un viajero o explorador puede
llevar mucho dinero encima y experimentar la aventura en estado puro,
interrelacionarse con nativos, interesándose por la cultura local, aportar algo
positivo al entorno que no se limite a lo material, etc… mientras que un
turista puede llevar poco dinero y ser eso, un turista. No obstante, el/la
Avensol o Viasol, podría haber distribuido mal su dinero y quedarse sin una
simple moneda, o sin poder usar la tarjeta de crédito por tener el saldo
agotado. La inteligencia del/la viajera/a debe evitar hallarse en semejante
percance pero, de ser así, no temerá recurrir a cualquier acción que se le
ocurra, siempre dentro de los nobles valores. En tales circunstancias adversas,
será posible ofrecer nuestros dones o talentos a cambio de la voluntad o,
dependiendo de las circunstancias, de una cantidad concreta de dinero. Lo
básico es disponer de algo que comer y beber al día. Después, para
desplazarnos, dormir en algún sitio y, si hace falta, reunir lo suficiente para
pagarnos el billete de vuelta…
5-Problemas internos: Si tenemos problemas o conflictos internos,
tal vez situaciones mentales o emocionales no resueltas, van a acompañarnos durante el viaje. Por
consiguiente , es inevitable relativizarlos o aparcarlos. Pero lo mejor, sin
duda, sería partir habiéndolos solucionado; al menos los más importantes o
susceptibles de bloquearnos a lo largo del viaje. El/la Avensol suele ser un/a
librepensador, una persona de mente abierta e incluso con un sentido espiritual
de la existencia, así que conecta con lo de vivir el Aquí/Ahora, sin miedo. Y a
lo que más tememos es a nuestros “demonios” internos. En cualquier caso, el distanciamiento geográfico, físico, si bien
quizás no elimine por completo nuestros conflictos internos, probablemente
logre aliviarlos, y hasta restarles relevancia, debilitándolos. Algunas
experiencias del viaje, incluso son capaces de transformar en parte o en su
totalidad nuestra visión o percepción de la realidad, impeliéndonos a cambiar
ciertas actitudes ante la vida. Puede pues, ocasionar un efecto transformador
en nosotros/as.
6-Comidas y bebidas:
Hay que tomar precauciones para evitar las bebidas y alimentos en mal estado.
Alerta con el agua, incluyendo la trampa de botellas de agua que son rellenadas
una vez se vaciaron; o con llevarse a la boca frutas sin haberlas limpiado.
Cuidado, en general, con toda índole de alimentos no cocinados.
7-Conflictos Bélicos: Si , por falta de información, llegamos a un
lugar donde ha estallado un conflicto bélico, lo más sensato es no inmiscuirse
y largarse cuanto antes. No hace falta convertirnos en Che Guevara para ser
aventureros/as…
Respecto a "Camino de Varanasi", recuperé los derechos tras una demanda, aunque el libro quedaría "huérfano" y, actualmente, prácticamente virgen en busca de una nueva editorial. También necesita publicarse mi manuscrito registrado como "Aventura en Nepal", donde narro mis variadas experiencias en este país; considero que es mi obra más profunda y completa en este tipo de literatura. A así pues, busco una buena editorial; todavía sin conseguirlo. En dos secciones de este mismo blog, hay críticas de ambos libros. He aqui algunas de las publicadas:
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